jueves, 21 de enero de 2016

Introducing Giuliano Parisi: “el bop mediterráneo”

El prestigioso pianista de jazz italiano afincado en España presenta su nuevo álbum “Introducing  Myself”. “Introducing myself" es un dibujo introspectivo, biográfico, cada tema quiere contar un momento de vida y no siempre es fácil para quien compone dejar que el público entre en su lado más íntimo, más personal”. El disco es el primer trabajo en trio del pianista italiano, contiene diez temas originales que el artista compuso en España donde vive y trabaja hace dos años y está grabado en los Millenia Studio de Valencia el pasado mes de Abril. Los temas poseen mucha variedad estilística: mainstream, bebop, baladas, latín, blues; hay muchos ingredientes en "Introducing myself" y sobre todo mucha vida. [1]





Julio Fuster al contrabajo y Jeff Jerolamon a la batería completan el trio.

El Be-bop se asentó en Barcelona antes que en ningún otro lado de nuestro territorio. El joven Tete Montoliu, entró en contacto con Don Byas en el año 1947, durante el cual Don, uno de los principales boppers del momento, se instaló en Barcelona en casa de Vicenç Montoliu, padre de Tete y saxofonista local.  Más que un maestro, Byas fue para Montoliu, un segundo padre, sin duda el introductor del bop en España.
¿Qué fue de la línea histórica creada por Tete…? Puro Bop, tamizado por la luz del mediterráneo.


En Valencia ésta tradición se asentó en los 80, en el Perdido Club de Jazz como centro de referencia y difusión. El Perdido Club de Jazz abrió sus puertas el 13 de noviembre de 1980 en la calle Sueca del valenciano barrio de Russafa.
En el Perdido se forjó la primera generación de jazzístas valencianos: el guitarrísta Carlos Gonzálbez,  los contrabajistas Lluis Llario y Salvador Faus, pianistas como Donato Marot, Joshua Edelman y Fabio Miano. 



Ésta tradición del trio clásico de jazz mediterráneo, introducida por Tete Montoliu y continuada en Valencia por Fabio Miano se consolida en la emergente figura del pianísta Giuliano Parisi y su Introducing Myself.

 No solo la pose de las fotografías de Fabio Miano y Giuliano Parisi es similar… a pesar de que a ambas fotos las separan más de dos décadas de la reciente historia del jazz realizado en Valencia. Ambos son pianistas de origen italiano, ambos están afincados en Valencia, ambos son pianistas de jazz clásico y ambos han atravesado la frontera del “corredor mediterráneo del jazz” para asentar esta tradición del bop mediterráneo ítalo-valenciano, por cierto compartiendo el acompañamiento a la batería de uno de los clásicos del Perdido: Jeff Jerolamon.
Suerte con tu proyecto Giuliano!
José Pruñonosa
Valencia  21/01/16


Giuliano Parisi comienza a tocar a la edad de 7 años el pianoforte clásico consiguiendo el diploma y master en Composición, luego diploma en pianoforte jazz siguiendo clases magistrales de Barry Harris, Greg Burk, Paolo Tombolesi, Ettore Fioravanti, Jerry Bergonzi, Antonio Ciacca, Andy Farber, Gregory Hutchinson, Ruben Rogers, Rachel Gould o Joe Magnarelli, entre otros.
En 2009 trabaja como compositor y gana premios en prestigiosos concurso internacionales (Ibla Competitions New York, Festival Lavagnino, TIM Competitions, Premio Petrassi). En 2011 colabora con la Big Band del Conservatorio de Música de Frosinone dirigida por el M° Roberto Spadoni montando un repertorio de chansons françaises con arreglo jazz, con los que realizaría una gira, actuando en varios teatros y en la embajada francesa en Roma.
A partir de septiembre 2012 se traslada a vivir a Alicante (España), donde imparte talleres de improvisación de jazz, arreglo musical y combo en el Conservatorio Superior de música “O. Esplá” de Alicante, y colabora con la big band jazz del conservatorio dirigida por Antonio Moltó. En octubre 2014 obtiene una bolsa de trabajo de la comisión europea para impartir seminarios de jazz en este conservatorio.
Actúa regularmente con varias formaciones de jazz en España y Italia, tanto en jazz clubs como teatros y auditórium, y ha tenido la oportunidad de compartir escenario con músicos internacionales del jazz de la talla de Ángel Rubio, David Harrington, José Luis Santacruz, Julio Fuster, Nelson de León, Pierre León, Andrés Lizón, Curro García, José A. Bornay, Rene Dossin, Moisés Berenguer, Ramón Cardo, Manolo Díaz, Valencia big band, David Cuñado, Antonio Moltó, Luis Castellano, Rechel Gould, Jerry Bergonzi y Joe Magnarelli.
En 2015 ha lanzado su CD Introducing Myself acompañado por Jeff Jerolamon a la batería y Julio Fuster al contrabajo.


domingo, 17 de enero de 2016

Brassiana: análisis de la suite Colorets para quinteto de metales & trío de jazz de Ramón Cardo

Brassiana es el punto de convergencia entre dos lenguajes, el clásico en su ámbito contemporáneo y el del jazz en su íntima fonética. Una mirada de complicidad y de seducción, como nunca la hubo, hacia la Música de Cámara en la que resulta inevitable ceder a la fascinación de los sonidos resultantes.
Brassiana es una composición original para quinteto de metales y sección rítmica del compositor y pianista catalán Lluís Vidal, encargo de Spanish Brass Luur Metalls que se estrenó el 1 de diciembre de 2000 en el marco del Festival Avui Jazz de Vila-real. Desde entonces el proyecto ha ido madurando hasta completar un repertorio original para quinteto de metales y trío de jazz con obras de Lluís Vidal, además de Ramón Cardo, Pascual Piqueras, David Defries y Jesús Santandreu.
El trío de Lluís Vidal siempre ha estado formado por él mismo y su camarada de la Orquesta del Teatre Lliure el batería David Xirgu. También a esta misma formación pertenecía el contrabajista Jordi Gaspar, quien se encargó de las primeras grabaciones del trio, aunque a partir del siglo XXI se han alternado en la formación los bajistas Alexis Cuadrado, David Mengual y más recientemente Masa Kamaguchi. Por la época, imaginamos que el trio encargado del estreno de Brassiana fue el clásico, formado por Lluís Vidal, David Mengual y David Xirgu.
Posteriormente el IVM encargó una pieza para quinteto de metales & trío de Jazz al saxofonista valenciano Ramón Cardo. La obra en forma de Suite en tres tiempos titulada Colorets  fue estrenada por el grupo Spanish Brass Luur Metalls el 1 de junio de 2004 en el Festival Internacional de Música de cámara Spanish Brass Alzira e incorporada a este espectáculo que se conformó con el nombre de la primera suite compuesta por Lluís Vidal.
Después de la edición de Per l’altra banda de Ramón Cardo big band en 2004, un nuevo acuerdo entre el IVM y la editorial de música Piles, permitió una edición de las partituras de este trabajo. De forma paralela a la serie Xàbia Jazz,  el IVM realiza un nuevo encargo para esta misma formación en el año 2008, esta vez al saxofonista y compositor valenciano Jesús Santandreu: Neumatofonía, aunque las partituras de esta nueva obra no llegaron a editarse en esta editorial.
Entre septiembre y diciembre de este mismo año en los Estudis 44.1 de Girona, se grabaron todos estos materiales y se lanzaron bajo el sello Anacrusi (AC 073), finalmente los cortes elegidos fueron:

1. Colorets – Ramon Cardo
Colorets I, Colorets II, Colorets III 
2. Neumatofonía – Jesús Santandreu “Xiquet” 
3. Espadas – David Defries 
4. Brassiana – Lluís Vidal
Part I, Part II, Part III, Part IV, Part V

Aunque el disco se grabó con el trío original de Lluís Vidal, en la actualidad  el espectáculo se vende con el trío formado por el pianísta valenciano Albert Palau,el contrabajista Matthew Baker y el batería del trío original David Xirgu. 
El espectáculo tiene una duración aproximada de 90 minutos, en los que se incluyen temas originales para el quinteto, el trío o el octeto, todos ellos de autores contemporáneos de Jazz.
El análisis de este Cd resulta complejo ya que reúne trabajos de distintos autores entre los años 2000 al 2008, teniendo como nexo de unión distintas interrelaciones entre el quinteto de metal y el trío de jazz.
La tónica general del presente trabajo se articula alrededor del hecho de que las partes del quinteto siempre están totalmente escritas, mientras que las partes del trio en ocasiones están abiertas a la improvisación con la consecuente escritura tradicional jazzística. Entre lo camerístico y lo jazzístico se articulan  Espadas  de David Defries  escrita integramente para el quinteto sin intervención del trío, y  Colorets  de Ramón Cardo, escrita con un constante flujo jazzístico en el trío y una trasposición de la concepción de escritura para big band en el quinteto.
Paradójicamente las obras más unificadas estéticamente son la primera y la última en el tiempo. Tanto   Brassiana  de  Lluís Vidal, como Neumatofonía  de Jesús Santandreu muestran una ruptura rítmica del tempo swing y una mayor integración entre el quinteto y el trío con marcado acento camerístico, donde se solapa el protagonismo de ambos no solo en las partes improvisadas, sino en el trascurso de toda la obra, quedando patente el tratamiento temático más cercano a un desarrollo clásico contemporáneo que no jazzístico.

Quizá a algún semiótico trasnochado esta obra le resultaría el producto de cruces sintagmáticos y paradigmáticos. Cuatro piezas, una de ellas la suite Brassiana de Lluís Vidal, son el paradigma, mientras que el sintagma (donde todo choca) es la relación entre el jazz y la música clásica, o entre la composición y la improvisación, una relación irresuelta y merecedora de exploraciones profundas y dignas como ésta. El quinteto de metales ejecuta con su conocida solvencia las notas “obligadas” de las cuatro obras (las otras son de Ramón Cardo, Jesús Santandreu y David Defries) y el trío de Vidal, que en este juego/lucha representa el jazz, queda empequeñecido, no por falta de calidad, sino por decisión estilística, con la excepción de Brassiana, que ocupa la segunda mitad de este registro. Formado por ingredientes de gran nivel, este disco también enseña que el todo a veces puede ser menos que la suma de las partes.[1]



Vamos a analizar a continuación la partitura compuesta por Ramón Cardo para este proyecto.


La plantilla general de la obra consta de:
           -           Trompeta 1ª en Bb
           -           Trompeta 2ª en Bb
           -           Trompa en F
           -           Trombón
           -           Tuba
           -           Piano
           -           Contrabajo
           -           Batería
Aunque el primer tiempo de esta pieza parece moverse en un entorno armónico modal de D lidio se ha optado por escribir una armadura “neutra” para poder reflejar las trasposiciones de las trompetas y las trompas. Lo que nos hace pensar que realmente el entorno armónico de la pieza es poli-modal, hecho que se refrenda con las enharmonías de los acordes híbridos de la introducción: C/Ab, Eb/B y F#/D. Ante una estructura armónica similar, hemos visto como Gunther Schuller optaba, como se hace en los escores de música contemporánea, por escribir igualmente una armadura neutra en C, ya que no existe una tonalidad, pero dejando escritos los sonidos reales de los instrumentos en concert, y no traspuestos. Imaginamos que en este caso la armadura neutra en C obedece más bien a la comodidad, y que el hecho de hallarse traspuestos los instrumentos traspositores es la práctica común  en la escritura para big band.
El primer tiempo Colorets 1, consta de una introducción de dos fragmentos de 4 compases divididos por un eje en compás de 2/4. El primer fragmento expone el motivo principal de la pieza en los metales y el contramotivo de las corcheas en la sección rítmica, que se presta a la trasformación y a la modulación a través de progresiones. Después del compás eje en 2/4 se resuelve sobre el groove pedal en D lidio y ritmo bossa de la sección rítmica, que se mantiene dando paso al tema A en el compás 10, donde se retoma el tema de la introducción modulado y se da paso a un desarrollo del contramotivo de las corcheas, esta vez cuadrando ambas ideas en un bloque regular y simétrico de ocho compases, que acto seguido se traspone literalmente un tono más bajo en C lidio.    


En el compás 26 se inicia la letra B de ensayo con una contracción modular de las armonías de D y C lidios, esta vez antecedidas por sus II/V7 y con ritmo swing  que da paso a un nuevo desarrollo del contramotivo de las corcheas en ritmo bossa esta vez a través de un puente de estructuras constantes  Abmaj7 (#5), Gmaj7 (#5), Gbmaj7 (#5) y dominantes cromáticos alterados de F y E para desembocar a través de un pequeño enlace swing en la modalidad de Am donde se vuelve a exponer un nuevo tema principal y un nuevo juego de corcheas esta vez en ritmo swing en la letra C de ensayo en el compás 42.


 En el compás 48 se introduce un motivo con semicorcheas, que se expandirá en una posterior sección de desarrollo, dando paso a una sección modulante con alternancia de ritmo bossa y swing con distintas trasformaciones del motivo de las corcheas y un incremento de la densidad armónica a través de los acordes: Em7(b5), Eb/A, Dm(maj7), Db7(#11), Cm7(b5), B7(#11), Emaj7(#11), Em7(b5)/Eb, Dº7, C#m7, C#m9/F#, F#7.
En la letra D de ensayo, compás 58, se sigue con la misma tónica general de desarrollo del motivo de las corcheas y máxima densidad armónica en ritmo bossa que da paso a un tutti obligado a modo de progresión del motivo de las corcheas en el compás 70 con el que se cierra la exposición y se da paso al desarrollo de la pieza.


  El desarrollo comienza en la S de ensayo  en el compás 74, con una variación del groove bossa del compás 5 de la intro.  


Se transforman las corcheas del contramotivo y el tema principal en la sección rítmica, a las que se suman trasformaciones del tema de las semicorcheas expuesto en el compás 48 creando una base de transición modulante en la letra E de ensayo en el compás 90, que se prolonga con distintas imitaciones contrapuntísticas de ambos motivos hasta explotar en una escala disminuida semitono/tono en el compás 105.


Este interludio con el que empieza el desarrollo da paso a la sección de solos, que en las formas jazzísticas estándars constituye el auténtico “desarrollo” de la pieza. 



Viendo la estructura de la sección de solos, podemos observar claramente la forma y el plan armónico de la pieza, que se corresponde con una doble forma estandar de 32 compases, un bucle de 64 compases que  repite exactamente la forma de la exposición a partir de la letra A de ensayo (compás 10) hasta el interludio del desarrollo, que justamente se corresponde con la S de la reexposición (compás 74).
La armonía es literalmente la misma, las pequeñas trasformaciones son insignificantes a la par que significativas del contexto modal. En el tercer pentagrama de la sección de solos hay dos estructuras IIm/V7/Imaj7 que en la exposición aparecen como Em7, Eb7/A y Dmaj7 (#11), estos cambios aparecen constantemente, el uso de un dominante sustituto con el bajo del dominante primario: Eb7/A = A7alt, y también el uso indistinto de la tensión #11 sobre acordes de Iº que sobre acordes lidios, lo que reafirma el hecho de que en el contexto modal de esta pieza, en el fondo la mayoría de acordes lidios están ejerciendo como tónicas. Hemos remarcado en la partitura todos los acordes que o bien tienen un ritmo armónico claramente predominante, o bien muestran un claro punto de resolución por provenir de estructuras II/V o directamente de V7 bien primarios, secundarios o substitutos.
El plan armónico se dispone entorno a D, C  y Bb lidios  en los primeros 32 compases, que después de la secuencia de incremento armónico de sus últimos 4 compases anticipa el Am de la segunda parte.
Esta segunda parte, en la exposición de la pieza retoma el tema principal de la introducción, que recordamos que era el mismo tema A modulado, pero que en esta ocasión se armoniza con Am y Bb lidio. En el segundo pentagrama de la segunda parte dos nuevos II/V nos llevan a Dm y a E lidio, en el tercer pentagrama a F y D lidio para volver a F lidio en el cuarto, al final del cual un nuevo incremento armónico de estructuras constantes hibridas y dominantes nos llevan al da capo a D lidio que se impone como la armonía modal central de la pieza.
Los 64 compases de la sección de solos se vuelven a improvisar por el piano, pero esta vez con backgrounds de metales que recrean los gestos cliché de big band, más que los gestos temáticos de la exposición. Después de este segundo gran coro del solista único, se salta a la S, como ya hemos dicho, usando el groove bossa  de la intro como reexposición, y después de los 16 compases del interludio del desarrollo se salta a Coda, con dos breaks de batería y dos resoluciones inesperadas, que finalmente nos llevan a un D 6/9 como tónica final. 


Así pues, la estructura de la pieza se corresponde con lo que Gunther Schuller denomina como un primer estadio de forma extendida: la ampliación formal a través de introducciones, interludios y codas, en este caso de una forma estándar de 32 compases, que en su repetición se transforma a través de la rearmonización y la variación en una forma compacta de 64 compases, que una vez constituida se repite integramente tres veces.


Inteligentemente, Cardo ha denominado a su obra Colorets, dejando que sean otros los que empleen el término suite para definirla. El hecho de que venga dividida en tres partes tituladas: Colorets 1, Colorets 2 y Colorets 3, presupone en cierta medida esta idea formal, pero a la vez en contraste con la suite Brassiana de Vidal, que viene dividida en Part I, Part II, Part III, Part IV y Part V, presupone igualmente cierta independencia de cada una de las tres piezas.
Al igual que en Colorets 1, el título hace referencia a distintos centros “tonales” que se establecen como distintos “colores” modales, en el caso de la primera pieza con predominancia de estructuras lidias, y en este Colorets 2 con la ambigüedad modal entre Cm y su relativo Eb, sin embargo esta posible coincidencia tonal no se hace efectiva ya que las armonías son claramente modales, o a lo sumo fruto de un intercambio modal masivo como podemos apreciar ya desde la introducción basada en la ambigua progresión: Cm9, Ebm9, Gbm9 y la extraña formación Ebm9(b13), G7(8dis), que solamente en el compás 12 se convierte en una armonía “normal” G7(b9) , para resolver a Cm9(maj7).
En cuanto a la función de esta segunda pieza en la estructura  global de suite, podemos decir que en contraste es lenta, ternaria y de sonoridad menor/mayor.
Otro rasgo que unifica las tres piezas es la construcción formal, como vamos a poder comprobar, rasgo este que ya habíamos observado en la suite de Cardo de su trabajo coetáneo Per l’altra banda.
Aunque temáticamente no hay una relación clara con el primer tiempo, la forma en que se va configurando el tema principal desde las corcheas de la tuba en la  introducción, retomadas por el trombón en el compás 7 y 11, que se convierten en dos corcheas de tresillo “fugadas”, para establecerse como la cabeza del interludio en la anacrusa del compás 17, van precipitando la aparición del tema A en la S de ensayo, a partir de la cual se crea una estructura compacta que se emplea integramente para los solos, al igual que en  Colorets 1. 


Este interludio que en la introducción se nos presenta como una polirritmia entre el obstinato del piano y los pedales del bajo, conformando en los metales las armonías de Eb/B, Bb7 (sus4), Db/A, Bb7 (sus4) y Bb7 (13), nos lleva al tema principal, esta vez expuesto por la sección rítmica en la S de ensayo, en el compás 25.


El tema principal está expuesto en Eb, con acordes maj7 y lidios al igual que el primer tiempo: Ebmaj7 y Db maj7 cumplen el mismo tipo de  intercambio modal.


Después de estos primeros 8 compases del tema A en Eb, prosiguen 8 compases más en Cm (con acordes de intercambio modal), y un puente en pedal de Bb retomado del interludio, que en este caso más que funcionar como un pedal de dominante de Eb como en la intro, funciona como un pedal bVII modal, ya que la exposición del tema A continúa en Cm.


No sabemos porque razón no se han escrito los backgrounds de las letras B y C de ensayo, ni tampoco del segundo coro de solos, ya que en la grabación sí que aparecen, en la edición de esta partitura no aparece escrita una nota más para los  metales hasta el puente final de la exposición que da paso a los solos.


En este caso el pedal es de tónica en Eb y reúne las polirritmias de la sección rítmica con el contrapunto de los metales, que realmente acompaña la mayor parte de la exposición y el segundo coro del solista. Al igual que en Colorets 1, es la estructura de los solos la que nos da una idea certera de la estructura y el plan armónico y formal.


Un puente central con pedal de dominante modal bVII en Bb, divide dos secciones de 16 compases, de las que la primera de ellas alterna 8 compases con predominancia modal de Eb y 8 en Cm, y la segunda 8 en Cm y en 8 en Fm. El solo se repite dos veces al igual que en Colorets 1, la primera a trío y la segunda con backgrounds de metales. Después de un nuevo puente en pedal de Eb exactamente igual al del compás 65, se va a la  S de ensayo y se reexpone el tema.
La coda es sencillamente el acorde de resolución Ebmaj7 (13), al que se salta directamente después de haber reexpuesto toda la estructura. 


En apariencia, da la impresión de que Colorets 3 rompe con la forma y la estética anterior de la suite. Para empezar es la única pieza de las tres que tiene una armadura real en Bb, ya que la forma abierta de la exposición acaba deviniendo en una estructura cerrada rhythm changes en los solos, claramente en Bb, antes con ambiente de tonalidad ampliada que no de “colores” modales como el resto de las piezas que conforman la suite.
Pero un análisis detallado nos revela que Colorets 3, realmente es la piedra angular que justifica la forma de suite de toda la obra y el ansiado tratamiento temático que equipare esta forma, a veces maltratada por el jazz, con la tradicional forma suite evolucionada de la tradición clásica.
Colorets 1, posee 5 temas que se desarrollan en Colorets 3, siendo el primero de ellos a modo de introducción directa de ambas piezas el que contiene el germen de todos los demás.

Este es el arranque con el que empieza Colorets 1. Podemos observar claramente la similitud con el primer motivo de Colorets 3.
 El motivo principal de Colorets 3, tiene tres células: la negra acentuada y las dos corcheas, la sincopa y las corcheas del compás 2, que en fondo es una única célula retrogradada. Estos elementos son justamente los que conforman el arranque de toda la suite.

Como vimos,  en el compás 48 de Colorets 1 se introduce un motivo  contrastante  con semicorcheas, que se expandía en una posterior sección de desarrollo. Podemos observar cómo se corresponde con el segundo break de solista de Colorets 3 retrogradado.
El tercer break de solísta de Colorets 3, contiene la cabeza del tema principal negra más corcheas, expandido con una serie de corcheas que se van a configurar como tema A de la pieza. El cuarto break de solista contiene la serie de  tres corcheas descendentes de la célula del motivo principal, acompañado a su vez por las sincopas.


Podemos observar cómo se desarrollan las series de corcheas en la tuba a partir del compás 9, al igual que hacía el contramotivo de Colorets 1, y como se desarrolla un tema imitativo en el compás 13 fruto del motivo de las sincopas más la retrogradación del tema A. Este motivo se va a convertir en el motivo complementario de la pieza asociado a momentos de pedales armónicos, como en este caso, la serie armónica iniciada  en la introducción con  Bb7 (13b9), Ab7 (13,9), Gbmaj7(13), F7(b9), finalmente va a desembocar en el pedal armónico sobre Bb7(sus4), en el que se desarrolla el tema complementario.
Este pedal armónico continúa en el compás 17, donde se encuentra la s de ensayo, con un espacio puente de improvisación de piano que se va a alternar con la entrada y desarrollo del tema A en el compás 25.
Después del protagonismo de los metales en Colorets 1 y de la sección rítmica en  Colorets 2, llega el momento de los breaks de solista y los “cuatros” con la presentación igualitaria de todos los instrumentos en Colorets 3.


El tema A de Colorets 3 es un resumen de todos los temas principales de la suite: la cabeza de negra más corcheas (en este caso anticipada), la progresión de corcheas con el tema de cierre en los compases 31 y 32 y las sincopas y la progresión de tres corcheas que se desarrolla en la segunda entrada del tema A en el compás 41, después de un nuevo puente pedal con improvisación de piano en el compás 33.
La velocidad, el fraseo y la característica exposición a unísono de todos los metales asimilan la pieza a una pura tradición be bop, la peculiaridad del tema A de Colorets 3, es que se desarrolla sobre un puente pedal de Bb (sus4).  


La idea del puente pedal sobre Bb (sus4), está extraída de Colorets 2,  como podemos observar. En el caso de Colorets 2, esta idea temática se presenta como una polirritmia que ya estaba anticipada en el interludio de la introducción. Y esta misma idea polirrítmica ya había sido expuesta igualmente en  Colorets 1.

Podemos observar cómo mientras en Colorets 2 en compás de 3/4 la figura irregular es el cuatrillo, en Colorets 1 en compás de 4/4 lo es el tresillo de blancas, que justamente va a configurar el quinto de los temas complementarios expuestos en Colorets 3. 
Después de los 16 compases de introducción más los 32 de exposición correspondientes a una forma rhythm changes, comienza un  desarrollo con un tema B en el compás 49.


Este mismo tema de las corcheas a contratiempo, también había aparecido en Colorets 1, en dos versiones distintas, asociado a las sincopas en el compás 35  y al tresillo de blancas en el compás 62, aunque con una función de acompañamiento, que solo deviene temática en Colorets 3.


Armónicamente el tema B se mueve en el ámbito de Eb, aunque de una manera ambigua que juega entre el modo lidio y jónico, que se corresponden con la misma ambigüedad expresada en el Bb dominante del tema A, que finalmente deviene tónica en el Rythm Changes de la sección de solos.


Después de la exposición del tema B, empiezan una serie de trasformaciones temáticas constantes, en los compases 59 y 60 se expone la cabeza del tema de las sincopas en las trompetas, que se imita completo por el resto de metales, posteriormente las trompetas empiezan una serie de imitaciones fugadas con la cola del tema, que a continuación se estrecha con la célula de tres corcheas.  


A continuación aparece el tema ya citado de los tresillos de blanca, y una nueva ascensión fugada de la cabeza del  tema de las sincopas sobre un pedal de Ab7 (sus4). Después de sucesivas imitaciones del tema de las sincopas y el tema A, se reexpone este último casi literalmente, pero esta vez sobre las armonías de la Introducción Bb7, Ab7 (13), Gb7 y  F7 (b9), para después de un tutti al unísono de los metales sobre el motivo de cierre del tema A, ir a un breve pedal con el tema del tresillo de blancas sobre Amaj7 lidio.


Esta exposición, desarrollo y reexposición de Colorets 3, resulta arrolladora y contundente a velocidad hard bop, acontece en menos de 2 minutos y da paso a una amplísima sección de solos en forma rhythm changes y armonía tonal en Bb, que habría que considerar como una parte C, ya que en principio no tiene nada que ver con los temas y armonías expuestas en Colorets 3. Pensamos que el sentido de esta forma estándar final de solos es totalmente estructural y justifica la forma de toda la suite. Colorets 1, era un bloque cerrado de 64 compases, fruto de la suma de dos formas estándars de 32 compases, Colorets 2 era una forma cerrada de 32 compases, partida por una sección pedal central de dominante de 8, y si sumamos las secciones de Colorets 3, 16 compases de introducción, 32 de exposición, 32 de desarrollo de tema B y tema sincopado más 32 de desarrollo de tema A y reexposición, suman los 112 compases resumen de toda la suite, que estructuralmente siempre gira entorno a la expansión de una forma estándar de 32 compases, concretamente la forma  rhythm changes, es lógico que la sección final de solos de toda la suite concluya justamente con esta forma que ha estado sugerida desde el principio.


En el jazz, rhythm changes hace referencia a una progresión de acordes con la misma estructura que George Gershwin introdujo en su tema "I Got Rhythm" 1930. Esta progresión tuvo una especial difusión como consecuencia de su intensivo uso dentro del bebop. Es una forma musical del tipo AABA, de treinta dos compases, divididos en cuatro secciones de ocho compases cada una. 
En este caso Cardo ha escrito dos coros de solos, uno para cada repetición que realmente se  alternan  entre todo el quinteto de metales en la grabación. Continúa una rueda de “cuatros” del quinteto contra el contrabajo, que realiza su primera intervención solística en toda la suite. Esta sección de solos  acaba con un tutti orquestal en el compás 177 donde Cardo demuestra su pericia y su experiencia como director de big bands, desplegando toda suerte de recursos clichés en lo que se convierte sin duda en el punto clímax de toda la suite. 


Después de esta sección final, hay un da capo a la s de ensayo  en el compás 17, que compensa toda la sección de solos con los puentes pedal improvisados por el piano, y después de la exposición y el desarrollo se salta a coda en el compás 113 con una resolución inesperada al acorde de B 6/9 con el que acaba toda la suite.
Escuchando este Cd en su totalidad [1] podemos obtener un visión general del trasvase estético third stream Barcelona-Valencia, y un resumen de la evolución de este movimiento en nuestro ámbito jazzístico.
En el año 2000 Lluís Vidal compone y estrena la suite Brassiana para Spanish Brass Luur Metals, suponiendo una extensión de la concepción heredada de  la Orquestra de Cambra Teatre Lliure, que  pasó a estar bajo la dirección de Lluís Vidal en 1997 y desapareció en  2003. En el año 2004 Ramón Cardo, antiguo  miembro de la Orquestra de Cambra Teatre Lliure compone Colorets, que si bien se trata de una suite de jazz, el hecho de estar totalmente escrita para el quinteto de metales, fuerza a Cardo a acercarse a una estética camerística cercana al cool y al jazz modal, que como pronostica Schuller, persigue una apertura de las formas estándars, pero, en este caso Cardo no renuncia a ellas.
Recordemos a continuación algunos fragmentos de las críticas de Cosmogonía   de Daniel Flors recibidas en el marco del Festival de Música Contemporánea de Alicante 2007.

(…) Está escrita en células muy variadas en ritmo y en orden del color instrumental, pero siguiendo una estructura y desarrollo excesivamente similares en toda su extensión, que algunos de los asistentes juzgamos excesiva para las ideas expuestas.[2]
(…)También habrá quienes piensen que la hora de tostón de notas tocadas sin ton ni son sólo sirvió para que el autor demostrara al final lo mucho que le gusta el jazz, al colocar una pieza de ese tinte como colofón de su visión del cosmos. [3]

Aunque las obras de Flors y Cardo son muy distintas, como hemos podido comprobar en los anteriores análisis, inclusive cuando Flors escribió para Cardo su Out of Print, para el disco Per l’altra banda 2004, estas características criticadas por parte del lado clásico de la música contemporánea, se reproducen en ambas piezas escritas para Spanish Brass Luur Metals. En la suite Colorets de Cardo, concretamente en el tercer tiempo Colorets 3, hemos llegado a contabilizar cinco temas principales en desarrollo, aunque realmente hay muchos más, ya que no hemos analizado temáticamente la sección de solos. Que a su vez como dice Ángel L.Seoane en su crítica de Cosmogonía: “sirvió para que el autor demostrara al final lo mucho que le gusta el jazz, al colocar una pieza de ese tinte como colofón”, justamente lo mismo que hace Cardo en su suite.
Estas coincidencias no hacen más que refrendar el hecho de que no se pueden analizar obras jazzísticas bajo el baremo del análisis clásico. Hemos demostrado con datos fehacientes la calidad de ambos compositores y el alcance de su trabajo tanto temáticamente, como armónica, rítmica y formalmente.
Según Stravinsky, la composición es una forma de improvisación, y en estas obras hibridas entre jazz y música clásica contemporánea, este hecho se lleva al extremo: realmente se está componiendo sobre ideas surgidas en la improvisación jazzística, incluso en el caso de Cardo, trascribiendo directamente solos de jazz para que los interpreten músicos clásicos, es lógico que haya una multiplicidad motívica fruto de la espontaneidad jazzística, es normal que el tratamiento motívico difiera del de la música clásica, muchas veces concebido desde un laboratorio antes que desde el mismo escenario: todos los compositores de jazz analizados son intérpretes que ejercen a diario, es lógico que el autor demuestre al final de su obra  “lo mucho que le gusta el jazz, al colocar una pieza de ese tinte como colofón de su visión del cosmos”, y estos hechos no les restan calidad como compositores, como se puede comprobar con un análisis riguroso sobre la partitura, antes que con un análisis estético sobre la escucha.
No obstante esta fusión estilística y temática que hace referencia al “canon” aludido por Ángel L.Seoane, la consigue Jesús Santandreu en su obra Neumatofonía del 2008, fusionando todas las partes de la suite en una única obra de gran duración y desarrollo temático. Este Cd también contiene Espadas de David Defries, pero esta breve pieza es solo para el quinteto, y sin duda es la obra de Santandreu la que mejor maneja todas estas concepciones en única pieza de gran formato para quinteto de metales y trio de jazz.   


[1] Nota del autor: Se puede escuchar este Cd integramente en el bandcamp de la web de Spanish Brass Luur Metals: https://spanishbrass.bandcamp.com/album/brassiana
[2] Lope de Osuna. 2007. Op. Cit.
[3] Ángel L.Seoane. 2007. Op. Cit.