Un poco de Historia…
"Live in Russia" (1992) precedió su tercer disco de estudio "Te Kiero con K" (1992) en el proceso de consolidación del “Son Mediterráneo”, estética esta que se consagraría en el trabajo del 95 realizado para Warner bajo este mismo título. De igual manera, el trabajo que celebró esta estética 25 años después: "Soleo. The New Son Mediterráneo Celebrating 25th" está antecediendo el lanzamiento inminente de su último trabajo discográfico: "Con Alma & United" justamente 30 años después de que todo empezara en el Festival de Jazz de Ibiza en 1988.
Tébar tiene una marcada tendencia a lo cíclico, tendencia esta que se inició con el lanzamiento del primer volumen de la serie “The Jazz Guitar Trio”: Hello Mr. Bennett DMCD7 (1993). Desde este momento, religiosamente, se sucederán de manera alterna un disco de esta serie mainstream con otro perteneciente a alguna de sus estéticas más progresivas, que abarcaron desde el Son Mediterráneo, al Smooth Jazz de la época Warner, hasta que finalmente en la etapa americana del guitarrista todas sus estéticas anteriores convergen en un idioma que comparte ambos mundos, y que no hemos tenido más remedio que rebautizar con el nombre de “Mainstream Progresivo”.
Unidos en cuerpo y “Con
Alma”…
Si
tienes el privilegio de estar en la casa-estudio del guitarrista valenciano
Ximo Tébar y poder trastear con las pistas grabadas en su Mac, puedes
encontrarte sorpresas como esta: a “Pierre Boulez” tocando el Caravan, y es que sus discos están
construidos y reconstruidos con numerosas capas que te permiten distintas
escuchas. Raul d'Gama Rose crítico de All
About Jazz. NY, definía esta característica como “Sound of Surprise”. Pues
bien, yo que he tenido este privilegio aludido, puedo adelantaros que el nuevo
trabajo de Tébar rebosa de “Sonidos Sorpresa” a lo largo, ancho y profundo de
los ocho célebres estándars que el guitarrista hace suyos en su próximo Cd para
Warner Music: Con Alma & United.
En este nuevo disco
estamos
asistiendo a la gestación de un nuevo sonido basado en la recreación, siempre
peculiar y progresiva de estándars, que nos retrotrae a sus mejores discos en
esta línea: Eclipse (2005) y Steps (2008). Uniendo “en cuerpo y con alma” los estándars de Wayne Shorter, (con la colaboración de Jorge Pardo) y de Dizzy
Gillespie, (con la neoyorquina colaboración de Arturo O’Farrill), en una nueva
vuelta de tuerca a la carrera de nuestro guitarrista: del “Son Mediterráneo al
Mainstream Progresivo”.
La Banda…
Ximo Tébar empezó a posicionarse en la escena
Neoyorkina, tanto musicalmente como discograficamente después del
lanzamiento de Embrujado Omix Records (04012 CD) el 30 de
marzo del 2003. Consiguió un acuerdo de distribución de sus trabajos en
Sunnyside Records, tomó clases con Pat Martino en su piso de Filadelfia,
asistió a todas las jams posibles, y en Diciembre del 2004 ya era fijo en el
Birdland con la Chico O’Farrill Afro Cuban Jazz Orquesta y
miembro del grupo Riza Negra con Joe
Lovano, Tom Harrell, Dave Samuels,
Dafnis Prieto y John Benitez, aparte de colaborar habitualmente con Dave
Schnitter, Victor Jones y los músicos del movimiento progresivo de Nueva York como Dario
Boente, Orrin Evans, Donald Edwards, Jim Ridl, Sean Jones, Robin Eubanks, Boris
Kozlov, Henry Cole, etc.
Esta es la razón que explica y aclara la impresionante banda que ha grabado en este nuevo trabajo de Ximo Tébar. Los baterías: Nathaniel Townsley en los cortes 2, 4, 7 y Donald Edwards en el resto. Los bajistas: Dominique di Piazza en la pista 1 a dúo con Boris Kozlov (casi nada…) y en la 6, Victor Merlo en la pista 4, Cesar Giner en la 2 y John Benitez, bajista de Soleo, repite en la pista 7. Los contrabajistas (¡atención…!) Ricky Rodríguez en los cortes 3, 5 y Alex Blake en el 8. El músico cubano Luis Guerra al piano en los temas 1, 2, 3, 4, 5, 7. El veterano Ricardo Belda al Rhodes en los cortes 6 y 8 y Will Martz fijo a los sintetizadores y backing vocals junto a la colaboración de su hermana Claudia Tébar y Debra Feliú en los cortes 2 y 7. Fernando García a la percusión en el corte 2. Los vientos: David Pastor a la trompeta en las pistas 1, 4, 5, 8, Roque Martínez en 1, 5, 8 y para rematar la plantilla los invitados de lujo en las pistas que dan nombre al disco: Jorge Pardo a la flauta en el corte 3 “United”, y Arturo O’Farrill piano en el 5 “Con Alma”.
Los Temas…
El
tema que abre el disco es Caravan. Para
empezar habría que esclarecer que porcentaje de autoría le corresponde a Duke
Ellington y cual a su trombonista Juan Tizol, parece ser éste el auténtico
creador del tema. No obstante seguro que
Ellington lo hizo suyo en su maravilloso arreglo afro-latin, al igual que
sucede con esta versión de Ximo Tébar,
como ya hemos expuesto anteriormente difícil de catalogar. El riff de bajo que inicia el arreglo
pertenece a Dominique Di Piazza. De origen siciliano, Di Piazza fue educado por
su padrastro de etnia gitana. En sus giras por la India junto a John McLaughlin,
desarrolló una técnica propia consistente en usar los cuatro dedos de la mano
derecha en lugar de usar la técnica de pulsación de a dos dedos tradicional.
Los resultados sonoros se pueden apreciar en su solo, además de en el referido
obligado de la intro. El tema cuenta con el acompañamiento de un segundo
bajista: Boris Kozlov, que junto a Donald Edwards forman la base sobre la que
se articula el arreglo. Boris fue el bajista de la última formación del mítico
saxofonista Michael Brecker, y actualmente es arreglista y director musical de la Mingus Big Band, Mingus Dynasty and The
Orchestra, proyecto al que también pertenece Donald Edwards. Ambos grabaron
junto con Alex Blake en el Cd de Ximo Steps
(2008). Por otro lado, tenemos el dialogo constante entre las armonías de
la guitarra que van desde la peculiar atonalidad de Tébar basada en patrones
digitales, hasta el flamenco, pasando por el pop sugerido en algunos kicks y en
técnicas como el “palm mute”, y las láminas de sonido desplegadas por el pianista
Luis Guerra, totalmente en una estética de post-serialismo integral. Es curiosa
la modificación melódica de la parte B del tema afrontada armónicamente con
modos frigios aflamencados pero respetando el círculo de quintas descendentes
que originalmente figuran en la partitura de Ellington. El trabajo de David a
la trompeta muestra su versatilidad en todos los territorios sonoros, y el solo
de Roque al saxo mantiene el nivel en lo más alto. Al concluir el tema podemos
oír los ladridos de Herbie, el perro del pianista Luis Guerra y Pollock el de
la pintora Rebeca Plana, cuya obra concebida para este trabajo ilustra la
portada y las artes del Cd. Parece ser que a los canes también les gustó la
“toma”.
Sobre
el segundo corte: Take Five se podría
escribir un libro… El arreglo sobre el
estándar de Paul Desmond, está inspirado en las versiones vocales de la pieza,
concretamente en la versión de Al Jarreau, a la que Tébar rinde homenaje. En
palabras del propio guitarrista:
"Al Jarreau
falleció hace unos meses y he decidido rendirle este tributo a través de esta
versión que estrené en el concierto inaugural del XXX Festival Internacional de
Jazz de San Javier el pasado 30 de junio de 2017... El arreglo está inspirado
en la maravillosa versión que cantaba Al Jarreau recreando el riff vocal que
repetía en su interpretación, y sobre todo en el concepto rítmico y climático
de su versión en directo, concepto que siempre me ha cautivado y emocionado
escuchándole cantar y haciendo scat... era magnífico... Por último, de forma
subliminal, y desde un sentimiento muy personal e interno, también estoy
rindiendo tributo a George Benson, ya que su versión de Take Five de su disco
Bad Benson fue una de las primeras influencias e
inspiraciones para mi toque de guitarra...."
La
versión de Tébar da la vuelta armónicamente a la pieza original, mientras el
tema A original está estático sobre la armonía modal Im y Vm, Tébar lo
rearmoniza con una cadencia tonal, y mientras el tema original modula en la B a
su relativo mayor con todos los grados de la escala y su IIm V7 tonal, Tébar se
mantiene en una pedal modal bVII sus y Im9 con la (add11) bajo en b7.
Decía
Frank Zappa que hablar de música es como bailar arquitectura, sugerente
propuesta por otro lado. Se puede hablar, como hemos hecho, de la historia, el
contexto y los aspectos sociológicos que envuelven a una música, pero para
hablar en concreto de una música, y no bailar la arquitectura, no tenemos más
remedio que centrarnos en la partitura, como única manifestación visual del
hecho abstracto en sí que supone la música. Lo que por otro lado no deja de
suponer una paradoja, ya que hablar sobre la audición de una realidad sonora,
no deja de ser una abstracción, a menos que tengas oído absoluto. Y como este
no es el caso, vamos a analizar brevemente esta brillante versión que Ximo nos
ofrece en este disco.
Para
empezar podemos observar en la introducción la línea vocal referida por Tébar,
que Al Jarreau solía emplear en las diversas interpretaciones de la pieza. Esta
línea vocal se repite a lo largo de la interpretación a modo de riff. El tema A
o exposición entra, y es aquí donde podemos apreciar claramente la forma y la
original rearmonización de la pieza: ABA siendo la última A irregular con solo
6 compases en contra de los 8 de las anteriores partes. También podemos
apreciar la diversidad de recursos sonoros de tebar plagados de mordentes,
trinos y glissandos, además de distintos y ricos matices guitarrísticos. Los
cambios más interesantes vienen a partir de la modulación que realiza como
final de la parte A3 de la estructura original desembocando en una especie de
puente o interlude, (sustentado por lo irregular de sus 6 compases), a modo de
coro del arreglista. Aquí es donde está el auténtico y original desarrollo de
la pieza: sección modulante plagada de estructuras constantes m7(9) con
relaciones armónicas y pequeños motivos melódicos obligados que ahora se
comportan como desarrollos temáticos y posteriormente como backgrounds de los
solos. La auténtica guinda del pastel es el extraordinario solo de guitarra que
se desarrolla ampliamente sobre esta sección, constituyendo un magistral
ejemplo de desarrollo climático, los diálogos y el punto clímax entre guitarra
y batería son “de libro”, y para finalizar el tema, una larga coda ambientada
con el riff vocal evocando a Al Jarreau que da paso de nuevo a Nathaniel
Townsley para realizar un espectacular solo de batería en el que despliega gran
virtuosismo, pulsación y control rítmico que concluye con el obligado final de
la pieza. Para mí, es el tema estrella del disco.
Ricky y su hermano el pianista Robert García, eran junto al batería Henry Cole la base habitual del cuarteto de Ximo Tébar en Nueva York. Seguramente, en la misma sesión que se grabó Con Alma, se grabó igualmente el otro corte que da nombre al disco, el estándar de Wayne Shorter United. En este caso el referido efecto de pseudo-bulería se consigue alternando las claves de bulería y swing sobre un patrón a 3/4 constante, aunque el toque del invitado Jorge Pardo a la flauta, con una de sus habituales intro a solo, reconducen la pieza más bien hacia la “Pseudo-Alegrías” que constituye la tercera pista del Cd.
Con Alma,
quinto corte del Cd, además de un célebre estándar de Dizzy Gillespie, era la formación de world-jazz que
se creó alrededor de la figura del pianista Joshua Edelman en el Perdido Club
de Jazz de Valencia a finales de los 80, y a la cual pertenecían los amigos de
Ximo: el bajista Nacho Mañó y el batería argentino Dito Tomassi. Seguro que
desde aquella época le rondaba el tema por la cabeza… El arreglo se estrenó el
21 de abril de 2017 en el conservatorio de Puerto Rico fundado por Pau Casals,
y aunque en aquella ocasión lo interpretaron Jim Ridl al
piano y Boris Kozlov al bajo eléctrico, la grabación del disco cuenta con el
contrabajista habitual de Miguel Zenón y de David Sánchez y Luis Perdomo
Quartet: Ricky Rodríguez, que junto al batería habitual de Ximo desde los “Fourlights”,
Donald Edwards, acompañaron con la amalgama
de compases 3/4 + 5/4 que Ximo denomina como “Pseudo-Bulería” en una sesión
especial al pianista invitado Arturo
O’Farrill, que nos
retrotrae a los solos de la versión original de Dizzy con el swing original a
4/4. A mi modo de entender un acierto este cambio de clave que aligera y
contrasta la sección de solos. Los vientos de nuevo los ponen los amigos David
y Roque.
Alternando entre ambas
luminosas y flamencas pistas, Ximo ha decido intercalar un clásico de Charles
Mingus. En algunas de las actuaciones de su gira de presentación solía
interpretar como intro para el Take Five
un pasaje del estándar Goodbye Pork Pie
Hat a guitarra sola, justamente
porque esta pieza era el homenaje póstumo que Mingus dedicaba a Lester
Young y a la célebre forma de su
sombrero. Finalmente esta pieza se ha convertido en el blues que ocupa la cuarta
pista del disco de Tébar. El tema se inicia con un solo del bajista habitual de
las giras de Joan Manuel Serrat por Sud America: Victor Merlo, solo ambientado
por fills de trompeta con sordina a cargo de David Pastor. Al final del solo de
guitarra podemos escuchar un background de trompeta y teclado con la melodía
del Round
Midnight tal cual solía tocarla Lou
Bennett, maestro confeso del principio de la carrera de Ximo. Por lo que el
estándar de Mingus no solo hace las veces de homenaje a Lester Young, Lou
Bennett también solía usar en ocasiones un “Pork Pie Hat”, y siempre un blues
en su repertorio.
Como sexto corte una
pieza clave del Son Mediterráneo, su versión del Adagio del Concierto de Aranjuez del Maestro Joaquín
Rodrigo. Como hemos dicho, a veces sucede que cuando revisitas una antigua
pieza, tienes la sensación de que apenas puedes tocar su estructura, ni sus
solos, esto es porque esta pieza ha asumido un carácter de clásico, aun así
Ximo nos sorprende con una introducción basada en la obra del Maestro Rodrigo
para guitarra sola Por los campos de España, concretamente en el arranque del primer
tiempo Por los trigales. También en
esta renovada versión contamos con un magistral solo de bajo de Dominique Di
Piazza y su original técnica de pulsación.
El último de los cortes de obligada referencia
durante la gira “Soleo”, ha sido el que le da nombre al séptimo corte del Cd: Poinciana, y a esto, seguramente, ha
contribuido la impronta de la descarga samba de la sección rítmica, con John
Benitez, bajista del saxofonista David Sánchez y de los pianistas Michel Camilo
y Eddie Palmieri, entre otros, y Nathaniel Townsley, batería de Joe Zawinul
además de haber colaborado con: Richard Bona, Mariah Carey, Stevie Wonder,
Jessica Simpson, Corey Glover, Special EFX, Chris DeBarge, R. Kelly, Dru Hill,
Public Enemy, Nile Rogers & Chic and Lalah Hathaway, y el bajista francés
Darryl Hall (fotografía superior).
La
Poinciana es un colorido arbusto sudamericano, además de una canción popular
cubana sobre la que se inspiró Nat Simon para componer su célebre estándar, que
ha sido versionado por Glen Miller y Henry Mancini. Desde la versión vocal de
Nat King Cole hasta la más famosa versión instrumental de Ahmal Jamal, las
distintas interpretaciones de esta pieza siempre han tenido una tendencia a la
balada o el medio tiempo, tendencia que
se rompe en esta revisión alegre y desenfadada de Ximo y, como ya hemos dicho, con
la incendiaria samba de Nathaniel que inicia a solo el arreglo, al que se le
suman a manera de coros samberos los backing vocals de los hijos de Ximo:
Claudia y Guille, al que se le suma, a su vez, una tercera voz de Debra Feliú.
Guille con el sobrenombre artístico de Will Martz, ha estado realizando la
mayor parte de la gira Soleo, en la
que al igual que sucedía con Ximo cuando trabajaba para Lou Bennett “le tocaba
hacer un poco de todo”. En esta pieza
Guille “toma la alternativa” con el primer solo del corte, del que sale bien
airado. Las exposiciones y backgrounds vocales de la pieza están siempre
contracantadas por riffs guitarrísticos, que nacen a manera de fills pero van
creciendo y creciendo hasta convertirse, después del magistral solo de guitarra,
en un constante e incesante flujo, que solo se rompe en la cadencia bluesy a guitarra
sola del final, donde Ximo desafina el bordón de la guitarra en el Eb, nota
fundamental de la pieza.
Por
cierto a mi este tema no deja de sugerirme una sutil fusión entre la más
acérrima tradición de auténtica “Marching
Band” jazzística y las fanfarrias Romaníes de los Balcanes. ¿Otra vuelta de
tuerca…?
La concreción de lo
abstracto…
José Pruñonosa 13/07/18
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